La integración del diseño en el ADN del mundo corporativo no es nada nuevo. Ni siquiera es una tendencia porque el propósito del diseño, como entendieron los fundadores de la Bauhaus, es generar valor social y económico. Pero el paso del nazismo* por la escuela y por Europa relegó al diseño a mera atribución estética, despojándolo de toda capacidad estratégica. Y como cada vez que sehace tabula rasa, pasaron décadas también en este caso antes de que el diseño recuperase su esencia. Ni siquiera el boom ochentero de las agencias de publicidad reintegró el diseño en la estrategia empresarial, lugar que jamás debió abandonar y al que parece volver en nuestro país a comienzos del siglo XXI.
Imaginemos que el diseño no solo fuese una profesión hoy, sino que llegase a nosotros como un conjunto de habilidades, y de forma más específica, como un modo experimental y generativo de entender la estrategia empresarial. Ese ha sido siempre el punto de partida del Design thinking en los cursos y talleres de VALBHY
* En 1933 Hitler ordenó clausurar la Bauhaus. Desde entonces el diseño quedó confinado a perpetuar y exhibir imágenes tradicionales y símbolos patrios. Para el nazionalsocialismo el diseño fue un elemento estético vinculado al arte, sin relación con el desarrollo estratégico.
Vayamos con una respuesta de gurú, que tanto gusta a nuestros emprendedores patrios, y que lejos de resultar errónea, suena perfecta para tirar del hilo en este caso:
“El Design thinking es una estrategia de innovación centrada en el ser humano que toma prestadas las herramientas del diseño para dar con soluciones deseables, viables y sostenibles.” – Tim Brown, CEO y alma de IDEO
Tanto está calando el pensamiento de diseño en el ecosistema empresarial que resulta habitual dar con innovaciones sociales, académicas o lucrativas ‘orientadas al diseño’ estos días. Se trata de proyectos que:
A partir de ahí, el Design thinking permite crear nuevos productos o mejorar los que ya tenemos con el Product design. También sirve para desarrollar servicios y experiencias con el Service design, tan en boca de tantos hoy, con las virtudes y peligros que supone abrazar un hype. El diseño incluso nos anticipará al incierto porvenir, reduciendo amenazas con el Diseño de futuros.
¿Y qué habilidades precisa el pensamiento de diseño? Para poner en práctica el Design thinking conviene afilar la empatía y la capacidad de observación. Además, es necesario cultivar el pensamiento crítico, conectar con la creatividad diferentes perspectivas y disponer de cierta proyección progresista que supere el corto plazo. Tal vez entendamos mejor ahora el cierre de la Bauhaus.
Que el Design thinking está más vivo que nunca lo demuestran los catálogos editoriales y el creciente número de Service designers en los más distinguidos eventos urbanos. Y aunque veíamos que el Design thinking no se trata de “una nueva forma de diseño”, surgen dudas, confusiones y algún que otro sinsentido.
El Design thinking no puede ser una metodología porque no es una forma mecánica de resolver problemas. Sigue unas pautas lo suficientemente flexibles y mutables como para estar en las antípodas de cualquier doctrina.
El Design thinking tampoco es un conjunto de herramientas o toolbox. Volvamos a la definición de Tim Brown cuando afirma que “toma prestadas las herramientas del diseño”, porque el diseño roba herramientas y siempre lo ha hecho. Las roba del marketing, del diseño gráfico, de la etnología, de la ciencia y de las humanidades… Las copia y las adapta ante un reto y para mostrar el desarrollo de una idea. Por todo lo anterior el diseño es mucho más que un conjunto de herramientas.
El diseñador no se hace de la noche a la mañana, tiene por delante toda una carrera de fondo salpicada de pruebas y retos. Ha de entender al usuario final, ha de jugar con la innovación abierta y poner la creatividad al servicio de la colaboración radical. Ser diseñador implica saber colaborar, estar dispuesto a compartir las ideas para desarrollarlas, mutarlas o perderlas por el camino. Diseñar implica mancharse las manos para mostrar una solución, para testearla, para fallar y seguir adelante prototipándola.
El próximo 6 de julio empieza la cuarta edición revisada del Design thinking Summer Camp. Tres días en los que pondremos en práctica la esencia, las habilidades y herramientas del diseño en nuestra sede de Impact Hub Alameda. Una ocasión perfecta para experimentar con las posibilidades del diseño y de la innovación abierta en un entorno de bajo riesgo y de altísimo disfrute, a tenor de experiencias pasadas. Y al servicio de un reto empresarial. Sin ordenadores, sin necesidad de conocimientos de diseño y sin censura, por supuesto. Una ocasión perfecta para jugar con la creatividad, afilar el pensamiento crítico y respirar durante unos días, como si de un piloto se tratara, la misma esencia de la Bauhaus.
Bibliografía básica…
– ‘Diseñando la propuesta de valor’. Osterwalder, Pigneur, Bernarda, Smith y Papadakos. Ed. Deusto, 2015.
– ‘This is Service Design Doing’. Stickdorn / Hormess / Lowrence / Schneider. Ed. O’Reilly, 2018.