Si por algo se caracteriza un emprendedor cultural y creativo es por creer en su proyecto y por conocerlo muy bien, ya que lo ha creado. Pero una vez que tenemos nuestro proyecto en marcha, no basta con nuestra confianza y nuestro conocimiento. Es necesario que los demás también lo entiendan y confíen en él para que lo puedan comprar, consumir, colaborar o financiar.
Te ayudamos a crear la narrativa de tu proyecto cultural y creativo para hacer que le importe a tu audiencia. Antes de empezar hazte una pregunta: cuando hablas de tu proyecto, ¿estás hablando a tu audiencia y sobre los problemas que tienen?
Sigue estos 4 pasos para construir tu relato de marca:
Piensa que tu proyecto fuera una película y fueras a escribir las primeras escenas. ¿Dónde quieres llevar a tu audiencia? El marco narrativo es el punto de partida desde el que desencadenamos nuestra historia y da coherencia y sentido a todos los mensajes de nuestro proyecto, tanto si es para un pitch comercial como si son copys para redes sociales.
Piensa en tu mercado y en qué problema tiene o que área de mejora has detectado. Tu audiencia tiene que percibir que conoces tu sector y que tu proyecto es una respuesta o solución a un problema existente. Y no tengas miedo a dar tu punto de vista sobre el mercado. Es tu universo y puede contener un grado de subjetividad.
Una historia no es historia hasta que no hay un problema. No existe historia sin que a alguien le pase algo, sin que alguien se proponga un reto o tenga un problema que resolver. Y cuando ese reto o problema saca al personaje de su zona de confort o rutina.
Piensa en tu tipo de conflicto: persona contra persona; persona contra sí misma; persona contra la sociedad o persona contra la naturaleza. Estos son los 4 tipos de conflicto universales. ¿Contra quién luchas en tu proyecto?
Si no puede haber historia sin conflicto, tampoco puede haber historia sin personaje. Hay tres tipos de personajes entre los que puedes elegir:
Juega también con el concepto del “arco de transformación”. En las historias, los personajes comienzan siendo de una manera, pero gracias a vivir la aventura y el conflicto, se transforman y terminan siendo de otra manera.
Por ejemplo, si decides ser el propio personajes de tu historia, piensa cómo eras antes de tu proyecto, en qué momento detectaste la oportunidad, en qué momento te pusiste manos a la obra y en quién te has convertido tras resolver el reto o problema. Y vete un paso más allá: en quién te vas a convertir cuando tu proyecto crezca y escale.
El objetivo de tu historia tiene que ser mandar un mensaje a tu audiencia, a tus clientes y aliados. Cada vez que vayas a hacer una comunicación o presentación (online u offline) de tu proyecto, piensa si este mensaje está implícito o no. Si no lo está, debes replantear tu comunicación para incorporarlo.
El mensaje suele ser una frase muy concreta y concisa, una afirmación que en sí misma constituye una verdad (con su parte de subjetividad, ya que es tu verdad).