Factoría de Industrias Creativas

Octubre es mes crucial para afrontar la planificación y cierre de presupuestos para el año próximo. En las próximas semanas iremos publicando diferente entradas en nuestro blog para ayudarte a realizar el proceso de planificación estratégica de tu proyecto cultural.
Factoría de Industrias Creativas
30/09/2021

La planificación estratégica es una parte fundamental del proceso de crecimiento y consolidación de proyectos culturales. Pero la propia planificación también tienen un proceso para que obtengamos los resultados esperados, y el primer paso es realizar un análisis previo del proyecto y de la situación.  Este diagnóstico previo nos permitirá abordar posteriormente la planificación de la programación y de la financiación de nuestro proyecto cultura.

Hemos pasado los dos últimos años en una gran crisis sanitaria que ha acelerado los procesos de digitalización y ha impactado directamente en los hábitos de consumos culturales, parte de ellos debido a las restricciones sanitarias y otros por la llegada de nuevos formatos digitales. 2022 se presenta como el año en el que afrontamos una vuelta a la normalidad, por lo que es un año clave para adaptarnos al nuevo modelo de consumos culturales.

¿Has reflexionado sobre cómo el entorno puede incidir en tu proyecto y de los recursos con los que cuentas para afrontar los nuevos modelos de consumo que ha adaptado tu audiencia y tu público?

4 preguntas sobre el entorno que debemos hacernos sobre el 2022

Para empezar a plantear el proceso de planificación del 2022 deberemos hacernos varias preguntas sobre el entorno y el contexto en el que nos moveremos. El cómo resolvamos las mismas vinculan la estrategia a seguir de nuestros proyectos: 

  1. ¿Desaparecerán las restricciones de aforo, en qué medida?. En caso afirmativo, es razonable pensar que llegará el momento de programar eventos en directo y que los mismos ya podrán ser rentables. Y como consecuencia de ello, deberíamos planificar con al menos seis meses de antelación la pre-producción de los eventos presenciales.
  2. ¿Hay demanda embalsada? Ésta es otra de las grandes dudas del momento. Hemos pasado años sin disfrutar al completo eventos culturales en directo. La lógica nos dice que hay una demanda no cubierta en los dos últimos años y que si desaparecen, en todo o en parte las restricciones, debería haber un efecto llamada, un repunte de la llegada de públicos a las actividades en directo. 
  3. ¿La digitalización ha llegado para quedarse? Obviamente sí, la duda está relacionada con los formatos digitales que han surgido en la pandemia y la realidad híbrida de los espacios culturales, Por tanto la pregunta a hacerse es si en nuestra estrategia de proyectos culturales debemos pensar en una realidad digital y en otra presencial que convivan y que tengan la misma importancia.
  4. ¿Qué pasa con los fondos de recuperación? Éste es otro factor que puede distorsionar el planteamiento de nuestros proyectos. En teoría va a existir una ingente inversión de fondos en el Europa (sobre todo en España, Italia y Francia) procedente de fondos europeos. El foco de estos programas está puesto en la transformación digital, la sostenibilidad y la generación de un nuevo modelo económico. La cultura no sale directamente bien parada, pero si sale indirectamente muy favorecida. ¿Qué significa esto? Que no hay grandes fondos destinados a la inversión en el cambio de modelos culturales, pero sí lo hay en proyectos de turismo cultural, turismo patrimonial, digitalización de la industria (también de la industria cultural), la sostenibilidad, y la formación, entre otros. Es decir, si hay fondos donde tiene cabida la cultura como motor de transformación. 

Nuestro consejo: estos fondos van a incentivar el dinamismo económico por lo que es el momento de buscar una planificación equilibrada entre seguir manteniendo nuestra programación y apostar por encajar nuestro proyecto en las oportunidades que generen estos fondos.

5 preguntas que deberíamos hacer sobre nosotros mismos y nuestra actividad

En Factoría siempre hemos abogado en dar la misma importancia a la post producción de los proyectos culturales que a la producción en sí misma. Es decir, dividir el proceso de producción cultural en tres fases: preproducción, producción y post producción (con la explotación de la huella digital). Es el tercer momento en donde hemos de analizar el impacto estadístico de nuestros proyectos y, sobre el mismo, aprender.

Para analizar nuestro impacto debemos tener previstas en la fase de preproducción las herramientas que vamos a utilizar para hacer la evaluación y qué información queremos obtener de nuestro público. Aquí es donde se demuestra la importancia del estudio de resultados de nuestras actividades y de la analítica de nuestras estadísticas.

Apoyándonos en nuestras estadísticas debemos de analizarnos y realizarnos las siguientes preguntas:

    1. ¿Quiénes somos? Esto parece obvio, pero muchas veces programamos actividades o lanzamos productos o servicios que va en contra de lo que somos y de lo que queremos ser. Éste es el momento de estudiar quiénes somos y a dónde queremos ir como proyecto cultural.
    2. ¿Qué nos posiciona y que nos hace ser rentables? Al final todos los proyectos ofrecen productos o servicios para posicionarse y otras para mantener la estructura. Hay muchas veces que esta ecuación entre lo que hacemos para comer y lo que hacemos porque nos gusta se desequilibra.
    3. ¿Cómo nos financiamos? Vivimos de lo que nos paga nuestro público y nuestros usuarios, vivimos de la contratación de terceros, vivimos de subvenciones públicas. ¿Quién es mi cliente?. ¿Hemos de cambiar el mix de producto? ¿Hemos de profundizar en algunas de las áreas de trabajo?
    4. ¿Cómo es de sano nuestro balance y que riesgos podemos asumir?, Aquí hablamos de la concentración de riesgos. De una manera ideal, lo mejor para nuestro proyecto es que los ingresos vengan de un cliente final, que además tengamos un mix de producto equilibrado, es decir, que si un producto cultural falla no ponga el riesgo el proyecto. Esto se contrapone con proyectos que solo tienen un producto, como una productora de videojuegos que solo apuesta por un juego o una institución cultural que sólo contrata con un cliente. Es el momento de saber en dónde estamos y qué hemos de hacer para que nuestro balance sea más sano. 

Nuestro consejo: siempre que puedas, apuesta por tener más de producto o servicio y más de un cliente, es mejor intentar diversificar para no asumir el riesgo que suponga la pérdida de un único cliente o una temporada de una comercialización más complicada de un único producto o servicio.

5. ¿Qué hemos producido y que podemos producir con los recursos que tenemos? Llega el momento de analizar nuestros productos, cómo han evolucionado y sobre todo, con relación a nuestra capacidad, que podemos hacer. Hay muchas veces que pecamos de sobreoferta sin profundizar en un producto, lo que provoca que no concentremos nuestra fuerzas en los productos que ofrecen más valor. Es mejor tener pocos productos y de éxito, que muchos productos con muy poco impacto.

En la próximas entradas continuaremos con el proceso de planificación estratégica y abordaremos cómo realizar la planificación de la programación y la planificación financiera.