Germán Gullón
Diseñador y formador. VALBHY Design
26/08/2020
La vuelta al origen
La
integración del diseño en el ADN del mundo corporativo no es nada
nuevo. Ni siquiera es una tendencia porque el propósito del diseño,
como entendieron los fundadores de la Bauhaus, es generar valor social y
económico. Pero el paso del nazismo* por la escuela y por Europa
relegó al diseño a mera atribución estética, despojándolo de toda
capacidad estratégica. Y como cada vez que sehace tabula rasa,
pasaron décadas también en este caso antes de que el diseño
recuperase su esencia. Ni siquiera el boom ochentero de las agencias de
publicidad reintegró el diseño en la estrategia empresarial, lugar que
jamás debió abandonar y al que parece volver en nuestro país a
comienzos del siglo XXI.
Imaginemos que el diseño no solo fuese
una profesión hoy, sino que llegase a nosotros como un conjunto de
habilidades, y de forma más específica, como un modo experimental y
generativo de entender la estrategia empresarial. Ese ha sido siempre el
punto de partida del Design thinking en los cursos y talleres de VALBHY

Centenario Bauhaus
*
En 1933 Hitler ordenó clausurar la Bauhaus. Desde entonces el diseño
quedó confinado a perpetuar y exhibir imágenes tradicionales y
símbolos patrios. Para el nazionalsocialismo el diseño fue un elemento
estético vinculado al arte, sin relación con el desarrollo
estratégico.
¿Qué es el Design thinking?
Vayamos
con una respuesta de gurú, que tanto gusta a nuestros emprendedores
patrios, y que lejos de resultar errónea, suena perfecta para tirar del
hilo en este caso:
“El Design
thinking es una estrategia de innovación centrada en el ser humano que
toma prestadas las herramientas del diseño para dar con soluciones
deseables, viables y sostenibles.” – Tim Brown, CEO y alma de IDEO
Tanto
está calando el pensamiento de diseño en el ecosistema empresarial
que resulta habitual dar con innovaciones sociales, académicas o
lucrativas ‘orientadas al diseño’ estos días. Se trata de proyectos
que:
- Ponen el foco en los usuarios finales
- Apuestan por la creación colaborativa
- Testean sus soluciones con prototipos
A partir de ahí, el Design thinking permite crear nuevos productos o mejorar los que ya tenemos con el Product design. También sirve para desarrollar servicios y experiencias con el Service design, tan en boca de tantos hoy, con las virtudes y peligros que supone abrazar un hype. El diseño incluso nos anticipará al incierto porvenir, reduciendo amenazas con el Diseño de futuros.

Gráfica Diseño tradicional y diseño de futuros
¿Y
qué habilidades precisa el pensamiento de diseño? Para poner en
práctica el Design thinking conviene afilar la empatía y la capacidad
de observación. Además, es necesario cultivar el pensamiento crítico,
conectar con la creatividad diferentes perspectivas y disponer de
cierta proyección progresista que supere el corto plazo. Tal vez
entendamos mejor ahora el cierre de la Bauhaus.
¿Y qué no es el Design thinking?
Que
el Design thinking está más vivo que nunca lo demuestran los
catálogos editoriales y el creciente número de Service designers en
los más distinguidos eventos urbanos. Y aunque veíamos que el Design
thinking no se trata de “una nueva forma de diseño”, surgen dudas,
confusiones y algún que otro sinsentido.
El Design thinking no
puede ser una metodología porque no es una forma mecánica de resolver
problemas. Sigue unas pautas lo suficientemente flexibles y mutables
como para estar en las antípodas de cualquier doctrina.
El Design thinking tampoco es un conjunto de herramientas o toolbox.
Volvamos a la definición de Tim Brown cuando afirma que “toma
prestadas las herramientas del diseño”, porque el diseño roba
herramientas y siempre lo ha hecho. Las roba del marketing, del diseño
gráfico, de la etnología, de la ciencia y de las humanidades… Las
copia y las adapta ante un reto y para mostrar el desarrollo de una
idea. Por todo lo anterior el diseño es mucho más que un conjunto de
herramientas.

Taller de Design Thinking en Casa del Lector
Manos a la obra
El
diseñador no se hace de la noche a la mañana, tiene por delante toda
una carrera de fondo salpicada de pruebas y retos. Ha de entender al
usuario final, ha de jugar con la innovación abierta y poner la
creatividad al servicio de la colaboración radical. Ser diseñador
implica saber colaborar, estar dispuesto a compartir las ideas para
desarrollarlas, mutarlas o perderlas por el camino. Diseñar implica
mancharse las manos para mostrar una solución, para testearla, para
fallar y seguir adelante prototipándola.
El próximo 6 de julio empieza la cuarta edición revisada del Design thinking Summer Camp.
Tres días en los que pondremos en práctica la esencia, las
habilidades y herramientas del diseño en nuestra sede de Impact Hub
Alameda. Una ocasión perfecta para experimentar con las posibilidades
del diseño y de la innovación abierta en un entorno de bajo riesgo y
de altísimo disfrute, a tenor de experiencias pasadas. Y al servicio de
un reto empresarial. Sin ordenadores, sin necesidad de conocimientos de
diseño y sin censura, por supuesto. Una ocasión perfecta para jugar
con la creatividad, afilar el pensamiento crítico y respirar durante
unos días, como si de un piloto se tratara, la misma esencia de la
Bauhaus.

Bibliografía básica…
– ‘Diseñando la propuesta de valor’. Osterwalder, Pigneur, Bernarda, Smith y Papadakos. Ed. Deusto, 2015. – ‘This is Service Design Doing’. Stickdorn / Hormess / Lowrence / Schneider. Ed. O’Reilly, 2018.