La planificación estratégica
es una parte fundamental del proceso de crecimiento y consolidación de
proyectos culturales. Pero la propia planificación también tienen un
proceso para que obtengamos los resultados esperados, y el primer paso
es realizar un análisis previo del
proyecto y de la situación. Este diagnóstico previo nos permitirá
abordar posteriormente la planificación de la programación y de la
financiación de nuestro proyecto cultura.
Hemos pasado los dos últimos años en una gran crisis sanitaria que ha acelerado los procesos de digitalización
y ha impactado directamente en los hábitos de consumos culturales,
parte de ellos debido a las restricciones sanitarias y otros por la
llegada de nuevos formatos digitales. 2022 se presenta como el año en el
que afrontamos una vuelta a la normalidad, por lo que es un año clave
para adaptarnos al nuevo modelo de consumos culturales.
¿Has
reflexionado sobre cómo el entorno puede incidir en tu proyecto y de
los recursos con los que cuentas para afrontar los nuevos modelos de
consumo que ha adaptado tu audiencia y tu público?
4 preguntas sobre el entorno que debemos hacernos sobre el 2022
Para empezar a plantear el
proceso de planificación del 2022 deberemos hacernos varias preguntas
sobre el entorno y el contexto en el que nos moveremos. El cómo
resolvamos las mismas vinculan la estrategia a seguir de nuestros
proyectos:
- ¿Desaparecerán las restricciones de aforo, en qué medida?.
En caso afirmativo, es razonable pensar que llegará el momento de
programar eventos en directo y que los mismos ya podrán ser rentables. Y
como consecuencia de ello, deberíamos planificar con al menos seis
meses de antelación la pre-producción de los eventos presenciales.
- ¿Hay demanda embalsada? Ésta
es otra de las grandes dudas del momento. Hemos pasado años sin
disfrutar al completo eventos culturales en directo. La lógica nos dice
que hay una demanda no cubierta en los dos últimos años y que si
desaparecen, en todo o en parte las restricciones, debería haber un
efecto llamada, un repunte de la llegada de públicos a las actividades
en directo.
- ¿La digitalización ha llegado para quedarse?
Obviamente sí, la duda está relacionada con los formatos digitales que
han surgido en la pandemia y la realidad híbrida de los espacios
culturales, Por tanto la pregunta a hacerse es si en nuestra estrategia
de proyectos culturales debemos pensar en una realidad digital y en otra
presencial que convivan y que tengan la misma importancia.
- ¿Qué pasa con los fondos de recuperación?
Éste es otro factor que puede distorsionar el planteamiento de nuestros
proyectos. En teoría va a existir una ingente inversión de fondos en el
Europa (sobre todo en España, Italia y Francia) procedente de fondos
europeos. El foco de estos programas está puesto en la transformación
digital, la sostenibilidad y la generación de un nuevo modelo económico.
La cultura no sale directamente bien parada, pero si sale
indirectamente muy favorecida. ¿Qué
significa esto? Que no hay grandes fondos destinados a la inversión en
el cambio de modelos culturales, pero sí lo hay en proyectos de turismo
cultural, turismo patrimonial, digitalización de la industria (también
de la industria cultural), la sostenibilidad, y la formación, entre
otros. Es decir, si hay fondos donde tiene cabida la cultura como motor
de transformación.
Nuestro consejo:
estos fondos van a incentivar el dinamismo económico por lo que es el
momento de buscar una planificación equilibrada entre seguir manteniendo
nuestra programación y apostar por encajar nuestro proyecto en las
oportunidades que generen estos fondos.
5 preguntas que deberíamos hacer sobre nosotros mismos y nuestra actividad
En Factoría siempre hemos
abogado en dar la misma importancia a la post producción de los
proyectos culturales que a la producción en sí misma. Es decir, dividir
el proceso de producción cultural en tres fases: preproducción,
producción y post producción (con la explotación de la huella digital).
Es el tercer momento en donde hemos de analizar el impacto estadístico
de nuestros proyectos y, sobre el mismo, aprender.
Para
analizar nuestro impacto debemos tener previstas en la fase de
preproducción las herramientas que vamos a utilizar para hacer la
evaluación y qué información queremos obtener de nuestro público. Aquí
es donde se demuestra la importancia del estudio de resultados de
nuestras actividades y de la analítica de nuestras estadísticas.
Apoyándonos en nuestras estadísticas debemos de analizarnos y realizarnos las siguientes preguntas:
- ¿Quiénes somos?
Esto parece obvio, pero muchas veces programamos actividades o lanzamos
productos o servicios que va en contra de lo que somos y de lo que
queremos ser. Éste es el momento de estudiar quiénes somos y a dónde
queremos ir como proyecto cultural.¿Qué nos posiciona y que nos hace ser rentables?
Al final todos los proyectos ofrecen productos o servicios para
posicionarse y otras para mantener la estructura. Hay muchas veces que
esta ecuación entre lo que hacemos para comer y lo que hacemos porque
nos gusta se desequilibra.¿Cómo nos financiamos?
Vivimos de lo que nos paga nuestro público y nuestros usuarios, vivimos
de la contratación de terceros, vivimos de subvenciones públicas.
¿Quién es mi cliente?. ¿Hemos de cambiar el mix de producto? ¿Hemos de
profundizar en algunas de las áreas de trabajo?¿Cómo es de sano nuestro balance y que riesgos podemos asumir?,
Aquí hablamos de la concentración de riesgos. De una manera ideal, lo
mejor para nuestro proyecto es que los ingresos vengan de un cliente
final, que además tengamos un mix de producto equilibrado, es decir, que
si un producto cultural falla no ponga el riesgo el proyecto. Esto se
contrapone con proyectos que solo tienen un producto, como una
productora de videojuegos que solo apuesta por un juego o una
institución cultural que sólo contrata con un cliente. Es el momento de
saber en dónde estamos y qué hemos de hacer para que nuestro balance sea
más sano.
- ¿Quiénes somos?
Esto parece obvio, pero muchas veces programamos actividades o lanzamos
productos o servicios que va en contra de lo que somos y de lo que
queremos ser. Éste es el momento de estudiar quiénes somos y a dónde
queremos ir como proyecto cultural.
- ¿Qué nos posiciona y que nos hace ser rentables?
Al final todos los proyectos ofrecen productos o servicios para
posicionarse y otras para mantener la estructura. Hay muchas veces que
esta ecuación entre lo que hacemos para comer y lo que hacemos porque
nos gusta se desequilibra.
- ¿Cómo nos financiamos?
Vivimos de lo que nos paga nuestro público y nuestros usuarios, vivimos
de la contratación de terceros, vivimos de subvenciones públicas.
¿Quién es mi cliente?. ¿Hemos de cambiar el mix de producto? ¿Hemos de
profundizar en algunas de las áreas de trabajo?
- ¿Cómo es de sano nuestro balance y que riesgos podemos asumir?,
Aquí hablamos de la concentración de riesgos. De una manera ideal, lo
mejor para nuestro proyecto es que los ingresos vengan de un cliente
final, que además tengamos un mix de producto equilibrado, es decir, que
si un producto cultural falla no ponga el riesgo el proyecto. Esto se
contrapone con proyectos que solo tienen un producto, como una
productora de videojuegos que solo apuesta por un juego o una
institución cultural que sólo contrata con un cliente. Es el momento de
saber en dónde estamos y qué hemos de hacer para que nuestro balance sea
más sano.
Nuestro consejo:
siempre que puedas, apuesta por tener más de producto o servicio y más
de un cliente, es mejor intentar diversificar para no asumir el riesgo
que suponga la pérdida de un único cliente o una temporada de una
comercialización más complicada de un único producto o servicio.
5. ¿Qué hemos producido y que podemos producir con los recursos que tenemos?
Llega el momento de analizar nuestros productos, cómo han evolucionado y
sobre todo, con relación a nuestra capacidad, que podemos hacer. Hay
muchas veces que pecamos de sobreoferta sin profundizar en un producto,
lo que provoca que no concentremos nuestra fuerzas en los productos que
ofrecen más valor. Es mejor tener pocos productos y de éxito, que muchos
productos con muy poco impacto.
En la próximas entradas
continuaremos con el proceso de planificación estratégica y abordaremos
cómo realizar la planificación de la programación y la planificación
financiera.